jueves, 7 de julio de 2011

LAS RUINAS DE LA ESCENA HUMANISTA
(Notas acerca de la Mini-Serie Dead Set) 


1-
Al final de la serie  Dead set hay un zombie mirando  la imagen de otro zombie reproducida en la pantalla de un Televisor. Luego todo se acaba, y la intriga nos es delegada. ¿Qué significado puede tener esa escena final? ¿Y por qué intuimos que ahí donde termina la serie, en sentido estricto algo está por empezar, si no ha comenzado a comenzar ahí mismo? En efecto, podemos leer en ese Zombie obstinado en la contemplación de una imagen-Zombie una réplica bastarda del estadía del espejo lacaniano, la primera instancia de emergencia del “yo”; y también como dice Agamben,  podemos detectar el  encuentro entre un viviente(un cuerpo errante, balbuceante, más acá de la identificación) y un dispositivo(Espectáculo) del cual surgiría una Subjetividad(El Zombie). Ahora, ¿hay en esa mirada desorbitada a la imagen de sí un reconocimiento, el repliegue de un cuerpo monstruoso en una identidad, en una nueva identidad? Más bien pareciera haber un cortocircuito, como si en los zombies existiera una pequeña fuerza inapropiable por la captura del dispositivo, como si en el pasaje se diera una falla, una detención o un diferimiento. Es en este espacio de no-tránsito donde la narrativa futura de los zombies deberá ahondar para no continuar Edipizándolo o humanizándolo; es en ese no-lugar donde emerge una singularidad zombie no humana que se construye como un linaje sin herencia, con una genealogía abierta al porvenir. Lo que muere, la escena muerta(Dead set) es la del Humanismo y su imaginería: lo que queda por imaginar del zombie es, en resumidas cuentas, todo.

2-
Antes de ese final, previo a la conquista total de los zombies, un último participante se encierra en el confesionario. Mira la cámara, un primer plano al rosto: pareciera que va a decir algo pero no lo hace. Abre la puerta y se arroja(¿se sacrifica?) a las fauces hambrientas de esa Multitud informe.
Esta escena de confesionario rehusa una de las vías tomadas tradicionalmente por la narrativa zombie humanista: el último hombre mirando la cámara, esperando, conservando en sí el secreto de la civilización. Un humanismo melancólico y mítico.  Si ese último hombre terminara hablando frente a la cámara nos estaría heredando la cifra de lo que es vivir-juntos; pero decide mantener inconfesable, más allá de la palabra y la verdad, más allá del ojo y la adecuación conformista del espectador, el sentido de su aventura, que es la aventura de una época que declina ante lo nuevo. El último reservorio de sentido, el humano póstumo, cierra un legado sacrificando su cuerpo al hambre y la furia de los zombies y así clausura dos escenas correlativas: la del humanismo y la de la verdad-discurso como lugar de la autoproducción del hombre por el hombre. El sentido-la palabra- ha sido abandonado, sacrificado y se inaugura la intemperie de los errantes (walkin dead), existencias que no tienen sentido, desnudas, multitudes deambulantes sólo solícitos por sus deseos.

3- 
La serie es, también, la elaboración de un mundo en metamorfosis, el cambio de una escena a otra: de una peculiar modulación cronotópica a otra. En efecto, Dead set no es una Serie de muchas temporadas sino una mini-serie de cinco capítulos; se trata de  una mini-serie empalmada en un tiempo intensivo(de los afectos y los acontecimientos) que se opone a La Serie(La Obra), relativa a un tiempo extensivo subsidiario de la intriga y la acción, formas narrativas de la racionalidad, con un ritmo heterónimo a lo que pasa.
También el espacio es escenificado bajo otra lógica: en principio se evita el amparo de la intimidad(las Casas-Fuertes) así como los grandes recorridos épicos; además, hay una espacialidad en proceso, sin cartografías, donde el adentro/afuera tampoco se respeta, donde priman los pasillos, las puertas que se abren y se cierran, huecos imprevistos que dan entrada y salida. En resumen: no hay tiempos sino temporalidades atadas a los ritmos de las situaciones; no espacios sino espaciamientos replegados con porosidades y transmisiones ilegítimas, bastardas. Es como si fuera necesario arruinar un escenario(una particular articulación espacio-temporal) para levantar uno nuevo en el que, en sentido estricto, aparezcan múltiples escenas paradójicas y en desbordes mutuos. El “Set” que muere, el Set al cual se da de baja, es aquel que sólo permite la sucesión ordenada de presentes sin ritmos(sin intensidades) y espacios claramente demarcados según una topología de afuera/adentro(y también, de centro y periferia). El “Set” televisvo, la sociedad del espectáculo, la consumación del mundo del humano (Yo-aquí-ahora-representado), nombres distintos para aquello que se expone a su fallecimiento una y otra vez repetido micro-serialmente. 

4-
Dead Set inaugura un nuevo umbral de las ficciones post-humanas y por ello es radicalmente contemporánea. Dead set es una artefacto estético  que responde la obscuridad del presente y afronta la ceguera de la providencia por medio de un elaborado ejercicio de la imaginación; el abandono del sentido, la presentificación de existencias desnudas al borde de cualquier proceso de identificación(un zombie mirando un zombie sin comprender), sólo pueden elaborar sus figuras en máquinas estéticas que se comprometan con ese “desierto de lo real” sin metaforizarlo(una de cuyas formas es la metáfora fosilizada: o sea, la realidad). Dead Set es, al mismo tiempo, un testimonio y una profecía, un gesto estético que afronta la intemperie del presente y que sólo puede hacerlo por imágenes. Dead Set  sólo puede ser pensado como un “Realismo de la imaginación” y nosotros convertirnos en ese zombie que mira un zombie dispuesto a poblar un nuevo mundo: errando en manadas y destruyendo lo viejo.